A los que cometen actos salvajes solemos llamarlos con cierta condescencia "animales". Pero éste puede ser un verdadero insulto para nuestros amigos de cuatro patas. Los animales nunca cometerían los retorcidos y horrendos crímenes que los seres humanos han inventado, no son codiciosos ni avaros; saben agradecer la comida, el agua, el refugio y el amor. No conocen la vanidad, pero en cambio conocen la lealtad a sus hijos, a sus dueños y, muchas veces, a sus pares.
Viven en constante estado de alerta, no son mentirosos y siempre hacen buen uso del instinto y la intuición, uno de sus recursos más valiosos y confiables.
No profanan el medio ambiente; viven de acuerdo con los principios de la naturaleza, no se quejan cuando están enfermos, y se van a morir mansamente si les llegó su hora.
Muchas otras culturas han reverenciado a los animales como seres sobrenaturales con destellos especiales de sabiduría. Debemos ponerles más atención en los animales y en los que pueden enseñarnos.
Si usted tiene algún animal en su casa, observe su personalidad específica y las cosas que puede aprender de él. Escriba las cualidades que le gustan de él y entienda que, de acuerdo con la psicología, la forma en que usted percibe a sus animales es la manera en que usted se percibe a sí mismo.
UNA REFLEXIÓN
Escucha de cerca la silenciosa sabiduría de mis amigos animales.
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