A los que cometen actos salvajes solemos llamarlos con cierta condescencia "animales". Pero éste puede ser un verdadero insulto para nuestros amigos de cuatro patas. Los animales nunca cometerían los retorcidos y horrendos crímenes que los seres humanos han inventado, no son codiciosos ni avaros; saben agradecer la comida, el agua, el refugio y el amor. No conocen la vanidad, pero en cambio conocen la lealtad a sus hijos, a sus dueños y, muchas veces, a sus pares.