lunes, 2 de abril de 2018

ESTIMULAR

"Dios siempre estimula, nunca desalienta".


Un joven que había sido miembro de una banda, que tomaba drogas y participaba en atracos, no sólo sentía que su vida estaba terminada sino que, en realidad, no había comenzado. En la cárcel tuvo una transformación espiritual y entendió que sólo Él podía cambiar su destino. A continuación, para rehabilitarse, decidió inscribirse en la escuela secundaria. El solo pensarlo lo llenó de miedo, porque en las escuelas había conocido el desprecio y el desaliento.
Pero concurrió a clase, trabajó duro y recibió las mejores calificaciones. Este fue el segundo gran cambio en su vida. Estimulado por su maestro y por sus capacidades recién descubiertas se diplomó en esa escuela e ingresó a una prestigiosa universidad, donde fue un estudiante destacado y, en sus ratos libres, desarrolló y ejecutó un programa de estímulo y apoyo a chicos que habían perdido la esperanza de encontrarle un sentido y un objetivo a la vida.
¿Qué papel ha jugado en su vida el estímulo o el desaliento? ¿Se estimula a usted mismo y alienta a los otros? Si no es así, trate de entender los miedos que lo están bloqueando y pídales a Dios que lo ayuden a liberarse de los miedos y que lo conviertan en una presencia estimulante para otros.

REFLEXIÓN
Me lleno de estímulo y lo transmito a los demás para hacer realidad lo mejor que hay en todos nosotros.

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